Actúa como una alternativa a la toxina botulínica, reduciendo las arrugas de manera diferente. Su acción se dirige al mecanismo responsable de la contracción muscular, lo que ayuda a minimizar las líneas de expresión. Además, gracias a su capacidad para inhibir la liberación de neurotransmisores, reduciendo la liberación de glutamato en un 32%, previene la degeneración celular y protege la piel contra los factores dañinos externos. Pero sus beneficios no se limitan solo a la reducción de arrugas, ya que su uso continuado ha demostrado una reducción de la rugosidad en un 20,4% después de 28 días. Por lo tanto, el Argireline es un ingrediente clave en productos cosméticos anti-edad que buscan mejorar la apariencia y salud de la piel.